lunes, 2 de junio de 2025

 

LA RENOVACIÓN VS LA REALIDAD

 

     Un amigo oftalmólogo me explicó lo que es la “hipermetropía”. Es un error del enfoque visual que genera ver de manera borrosa lo que se tiene cerca y ver con más claridad lo que está lejos. Puede ser una buena metáfora de lo que ocurre en Misiones. Todo el país está hablando de las oscuridades y el hermetismo del feudo que erigió Carlos Rovira, al tiempo que los electores misioneros se encaminan a volver a respaldar el statu quo como si la realidad local no influyera en el voto.

     En los territorios feudales ser oficialista no es una postura política sino una actitud de vida. Eso torna más vergonzante la conducta contradictoria de quiénes dicen amar la tierra colorada en la que nacieron y viven y, desde hace más de dos décadas, legitiman en las urnas a quiénes la sumieron en tal atraso que los problemas cotidianos de la sociedad parecen cosa del siglo XIX: sin energía eléctrica, sin agua potable de red, cloacas, calles de tierra, y una atención de la salud centralizada en la capital de la provincia. Además de un poder judicial militante, un sistema educativo que premia más la obsecuencia de los docentes que su excelencia, un estado que es gobierno y es partido, inseguridad creciente, hermetismo de la cosa pública, un poder omnímodo sin controles republicanos, un sistema publicitario del poder que es consumido como si fuera periodismo, y los negocios con el partido de gobierno como “la” oportunidad de progreso.

     De esto habla toda la Argentina, especialmente después de la caída del proyecto de “ficha limpia” en el Congreso a favor del voto de los dos senadores roviristas. Pero buena parte del electorado ve todo por televisión como si fuera una serie de Netflix y no la cruda exhibición de los problemas que se producen en la esquina de su casa.

    En Oberá algunos consideran que un defensor del pueblo puede ser del mismo color político del gobierno comunal al que debe controlar. Parece que en la segunda ciudad misionera la hipermetropía progresó a una ceguera.

     Hasta acá, quiénes reciben las miguitas del gran banquete se vienen mostrando satisfechos. El domingo 8 de junio entonces, cuando caiga la tarde y se abran las urnas, se verá si vuelve a suceder o no lo que viene pasando cada vez que las abren.

     La bochornosa derrota de una realidad, que no influye en el voto.

 

Walter Anestiades

 

 

 

 

 

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