Guillermo Monge heredó de su padre, Florentín, su viejo interés por los asuntos de la CELO. Lo que está muy bien. Pero
también heredó el renovado interés
de su padre por Ewaldo Rindfleisch. Lo que no está tan bien.
Muchos
socios ni saben ni les importa averiguar para qué cosa hay un Síndico en la Cooperativa. El
término viene del latín syndicus,
que a su vez lo toma del griego syndicos
. Como los griegos hablaban en conceptual, el concepto del síndico era “asociarse
en defensa de algo o alguien”. Modernamente, se asume que en una
cooperativa-como en el caso de la
CELO-la función del síndico es fiscalizar la
administración de la misma a favor de defender el interés de los socios.
Sencillamente, el síndico debe controlar la administración de la CELO en defensa de los
socios. Acá, dos más dos son, invariablemente, cuatro.
Oberá tiene un serio problema con el “deber ser”. ¿Toda la Argentina? Ok, pero eso
no exime de sus responsabilidades
(perdón por la palabra) a los habitantes de una ciudad que hace rato dejó de ser un pueblo y muchos ni se enteraron. Alguna cosa tiene que funcionar
como debería. Si la aritmética va a seguir siendo: Intendente manejando la CELO a su antojo+viejos
consejeros haciendose los nuevos+CELO como bolsa de trabajo para
acomodados+Concejo Deliberante haciendo la gran “Felipe Solá”+periodismo
haciendo la gran “Felipe Solá”+deseo de suerte para Pereyra Pigerl y Ramón
Escobar+¿cómo puedo tranzar yo?+miles de socios siendo la gran “Felipe Solá”=corte de agua cada vez que haga calor.
El
Síndico sabe muy bien lo que tiene que hacer. Pero ocurre que el primer paso para hacer algo es querer
hacerlo. Y hay que apostar a lo naif para creer que a la familia Monge (después de años de marginarlos
a la periferia de la protesta mediática y encajarle un flor de juicio a don
Florentín en su momento) les abrieron la puerta de Corrientes 345 para que se
pongan a controlarlos. Socios que participaron de la reunión del viernes 26 de
abril por la noche sostienen que Guillermito no pudo responder con claridad
ninguna de las preguntas más incisivas. Es cierto Entiéndanlo. No puede responder.
Si se quiere
conseguir resultados el puñado de socios preocupados por “su” cooperativa deberían primero considerar, para después
atreverse, caminar de la calle
Corrientes hasta la calle Buenos
Aires. Caminar es, además un buen ejercicio.
Es que la
política, que de eso hablamos, es un tablero de ajedrez.
Y en el
ajedrez, como en la política obereña, se puede sacrificar cualquier pieza.
Menos al Rey…
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