(Editorial
dicha en FM Oxígeno de Oberá el miércoles 2 de mayo de 2007 y publicada en éste blog. Se cumplen seis años de eso)
Como en el Mito de Casandra , aunque por motivos muuuuy distintos, Elisa
Carrió parece condenada a decir lo
que va a pasar sin que nadie crea en sus pronósticos. Casandra lo había
advertido pero como los ciudadanos no le dieron entidad a sus dichos, Troya cayó.
El 28 de octubre próximo la Argentina elegirá
Presidente de la Nación
y Carrió es candidata. Pero va a perder. Será mujer nuestra futura
mandataria pero no será Elisa sino Cristina
Kirchner. ¿Por qué? La Argentina está hoy,
comparada con el suelo de 2001, mucho mejor en lo económico. La corrupción del kirchnerismo es aún más
monumental que en el menemismo. Los tipos tienen cada vez más Poder y, como no
les alcanza, van por más descaradamente. Opositores (van en alianza con los
“Radicales Kash” como los definió Jorge Asís), periodistas (el aparato de
propaganda crece a pasos agigantados), Gobernadores de provincia e intendentes
(Néstor concentró el manejo de la “caja” y si se quieren obras hay que morir
con él) jueces (bajo la fachada prolija de la Corte Suprema hay cada uno que
mamma mía!), los que viven de un plan (que jamás saldrán de su pobreza
accediendo a la libertad de un trabajo y un salario digno) y la estructura del
Partido Justicialista (la mayor de América Latina que, como siempre, juega para
el Jefe, sea ese Jefe Menem, Duhalde. Kirchner o Lucifer), suman un número
demasiado grande como para que doña Elisa pueda aspirar a más que un segundo o
tercer puesto en octubre.
Pero no es sólo por eso que Elisa va a
perder. Va a perder porque, moralmente,
el kirchnerismo hizo metástasis. Siempre que hay guita-o eso parece-a la
mayoría de los argentinos, que profesan una verdadera moral de mierda donde no
son ni derechos ni torcidos del todo-esto de que algunos hayan llegado al Estado para servirse les
resulta no motivo de indignación sino de
envidia. En el mismo lugar ellos harían lo mismo, entonces ¿por qué castigar en las urnas a quiénes
solamente aprovechan una oportunidad que yo no tengo?
Casi nadie
quiere escuchar hoy del país que se viene. Con mucha menos República, más dividido, con un nivel de mentira patológico
y en el que, otra vez como en el menemismo, de tanto llevársela algunos faltará
para los otros. Como en Misiones (dónde
el senador Maurice Closs deberá
vencer a Pablo Tschirsch para que la
sociedad con Carlos Rovira prospere
más aún en todo sentido) o en Oberá (dónde dicen que Rindfleisch arrasará y será
reelecto, el mismo intendente que con sus chanchullos en la CELO
conseguirá que Oberá se quede sin agua, asunto que hoy es cierto para diez
tipos y para el resto, periodistas incluídos, es cosa de “tirabombas”) .
Elisa Carrió cuenta lo que pasa y, por
ende, lo que va a pasar. No miente.
No toca la partitura de la musiquita que la gilada hoy quiere oir. Quiero decir
públicamente que mi nombre es Walter
Anestiades, soy periodista, soy también peronista y, sin embargo, la
felicito por ser como es.
Miguel
de Unamuno nos enseñó hace muchos años que “siempre hay que decir la verdad. Y especialmente cuando no conviene”.
Es lo que
hace Elisa. Con todos sus errores a
cuestas.
Dice la verdad.
En
un país en el que hacer éso, casi nunca conviene…
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