miércoles, 15 de mayo de 2013

EL SILVERSTONE QUE SE PERDIERON

  

 Cuando sos periodista conocés mucha gente. Todo el tiempo. Gente que tiene Poder. Gente que tuvo Poder. Gente que quisiera tener Poder. Gente estupenda. Gente miserable.  Intelectuales.  Medio pelos.  Ignorantes. Lo que sea. Conocés mucha gente.
      Ser periodista, estudiar  Ciencias de la Comunicación en la UBA (Universidad de Buenos Aires) y haber sido estimulado por mi viejo para sacarle jugo al entrañable ambiente cultural porteño fueron cuestiones  que, sumadas, me permitieron tutearme con tipos intelectualmente brillantes. En la academia , en los bares y en la calle. Pero creéme que lo de Silverstone no lo ví nunca.
 
     Roberto Silverstone apareció un día, creo que era a fines del 2005, por la vieja sede de FM Centro de Oberá en la esquina de España y Peñaloza. Amigo de la casa, dijo sentir curiosidad por las cosas que decíamos al aire en los comienzos  del programa  “Mejor hablar de ciertas cosas”, cuando lo hacíamos con Oscar Martín, Juan Wells, “Rafa” (el operador de sonido de entonces)  y Marielita Duarte Burgos. Después se sumaría uno de los periodistas con más “estaño” (leer a Jauretche)  de la provincia: Pepe Tarditti.  
     Eran los días en que  “Cuentas claras”  dejaba de jugar sólo en el éter local y pasaba a la inédita situación de tener competencia. Frente a esa suerte de “6,7,8 de Rindfleisch”  que era por entonces ese programa , oir críticas al “hermano” Rindfleich (que había venido a salvar a Oberá del “demonio” Rolo), o a Rovira (mediáticamente “intocable “ por entonces)  o al matrimonio Kirchner era toda una  novedad para muchos Y argumentar las críticas apelando a las enseñanzas de Unamuno, Aristóteles, George Orwell, Spinoza, Montesquieu  ó Lord Acton era atrayente para un hombre como Silverstone,  con tanto para decir y con nadie a quién decírselo.
     Durante ocho años, al menos una vez por semana, Silverstone engalanó el éter obereño hablando de lo que uno le propusiera y sin previo aviso. Ahí, en el estudio de Centro y después de FM Oxígeno Roberto ha disertado con profundo conocimiento sobre Historia, Música, Geografía, Economía, Literatura, Cine, Radio, Televisión, Cantantes, Orquestas, Política internacional, nacional y local, Biografías, Turismo, Deportes, Mujeres, Autos, Actualidad, Futuro y sobre casi cualquier cosa con entidad. La repercusión mediática fue notable y su prestigio se elevó, justicieramente, por las nubes.
 
     Pero no lo votaron. Hace un par de años, en 2011, Siverstone se presentó como primer candidato a Concejal de la ciudad por el sublema de la Unión Cívica Radical que postulaba a otro Roberto (“Nene” Vega) como alcalde.  Recorrió todos los medios, habló con claridad y profundidad sobre los temas candentes de la ciudad. Hizo propuestas serias.
 
      SIlverstone sacó un poco más de 700 votos y no entró en el quinteto electo para ocupar las bancas del legislativo.

       A la manera de un cliché, la “gente” suele decir que los partidos políticos (en especial, dicen , los partidos políticos opositores) muestran candidatos impresentables.  La “gente” dice querer candidatos nuevos que no estén “quemados” por el devenir de años ocupando o intentando ocupar cargos, personas intelectualmente formadas y con ideas, personas honestas que vivan de su trabajo y no de la política, en fin tipos a los que se pueda votar.
 
     SIlverstone sacó un poco más de 700 votos y no entró en el quinteto electo para ocupar las bancas del legislativo (?)
 
      Obereño, treinta años de docente formando y abriendo la cabeza de generaciones, vive de su “laburo”, lo que tiene se lo ganó honestamente e intelectualmente  (dicho con todo respeto) los cinco ediles actuales, todos juntos, a él no pueden ni atarle el cordón de los zapatones negros que usa.
 
     Uno lo disfruta como amigo. Y todos como columnista del programa. Pero se lo perdieron como Concejal.
 
     Salvo un premio “Cacique Oberá” que la municipalidad local le dio porque ya era imposible no darle nada,  Silverstone  no pertenece al pequeño, mediocre y ambiguo circuito cultural de Oberá. Es que el muy tozudo insiste con usar su lengua para proclamar sus verdades amargas por fuera y dulces por dentro en vez de direccionarla a los trastes de los que ejercen el Poder. En la Oberá de hoy no se pertenece al ambiente  cultural  oficial si primero no se es un “Tartufo”  (leer a Moliere).
 
     “El carácter es el destino”, escribió Heráclito de Efeso hace dos mil quinientos años.
       La mayoría de los obereños no consiguen perder el miedo.
       Por eso, pierden todo lo demás.

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