Cuando sos periodista conocés mucha gente. Todo el tiempo. Gente que tiene Poder. Gente que tuvo Poder. Gente que quisiera tener Poder. Gente estupenda. Gente miserable. Intelectuales. Medio pelos. Ignorantes. Lo que sea. Conocés mucha gente.
Ser periodista, estudiar Ciencias de la Comunicación en la
UBA (Universidad de Buenos Aires) y haber sido estimulado por mi viejo
para sacarle jugo al entrañable ambiente cultural porteño
fueron cuestiones que, sumadas, me permitieron tutearme con tipos
intelectualmente brillantes. En la academia , en los bares y en la
calle. Pero creéme que lo de Silverstone no lo ví nunca.
Roberto Silverstone apareció un día, creo que era a fines del 2005, por la vieja sede de FM Centro
de Oberá en la esquina de España y Peñaloza. Amigo de la casa, dijo
sentir curiosidad por las cosas que decíamos al aire en los comienzos
del programa “Mejor hablar de ciertas cosas”, cuando lo hacíamos con Oscar Martín, Juan Wells, “Rafa” (el operador de sonido de entonces) y Marielita Duarte Burgos. Después se sumaría uno de los periodistas con más “estaño” (leer a Jauretche) de la provincia: Pepe Tarditti.
Eran los días en que “Cuentas claras” dejaba de jugar sólo
en el éter local y pasaba a la inédita situación de tener competencia.
Frente a esa suerte de “6,7,8 de Rindfleisch” que era por entonces ese
programa , oir críticas al “hermano” Rindfleich (que había venido a
salvar a Oberá del “demonio” Rolo), o a Rovira (mediáticamente
“intocable “ por entonces) o al matrimonio Kirchner era toda una
novedad para muchos Y argumentar las críticas apelando a las enseñanzas de Unamuno, Aristóteles, George
Orwell, Spinoza, Montesquieu ó Lord Acton era atrayente para un hombre
como Silverstone, con tanto para decir y con nadie a quién decírselo.
Durante ocho años, al menos una vez por semana, Silverstone
engalanó el éter obereño hablando de lo que uno le propusiera y sin
previo aviso. Ahí, en el estudio de Centro y después de FM Oxígeno Roberto
ha disertado con profundo conocimiento sobre Historia, Música,
Geografía, Economía, Literatura, Cine, Radio, Televisión, Cantantes,
Orquestas, Política internacional, nacional y local, Biografías,
Turismo, Deportes, Mujeres, Autos, Actualidad, Futuro y sobre casi
cualquier cosa con entidad. La repercusión mediática fue notable y su
prestigio se elevó, justicieramente, por las nubes.
Pero no lo votaron. Hace un par de años, en 2011, Siverstone se presentó como primer candidato a Concejal de la ciudad por el sublema de la Unión Cívica Radical que postulaba a otro Roberto (“Nene” Vega)
como alcalde. Recorrió todos los medios, habló con claridad y
profundidad sobre los temas candentes de la ciudad. Hizo propuestas
serias.
SIlverstone sacó un poco más de 700 votos y no entró en el quinteto electo para ocupar las bancas del legislativo.
A la manera de un cliché, la “gente” suele
decir que los partidos políticos (en especial, dicen , los partidos
políticos opositores) muestran candidatos impresentables. La “gente” dice
querer candidatos nuevos que no estén “quemados” por el devenir de años
ocupando o intentando ocupar cargos, personas intelectualmente formadas
y con ideas, personas honestas que vivan de su trabajo y no de la
política, en fin tipos a los que se pueda votar.
SIlverstone sacó un poco más de 700 votos y no entró en el quinteto electo para ocupar las bancas del legislativo (?)
Obereño, treinta años de docente formando y abriendo la cabeza de
generaciones, vive de su “laburo”, lo que tiene se lo ganó honestamente e
intelectualmente (dicho con todo respeto) los cinco ediles actuales,
todos juntos, a él no pueden ni atarle el cordón de los zapatones negros
que usa.
Uno lo disfruta como amigo. Y todos como columnista del programa. Pero se lo perdieron como Concejal.
Salvo un premio “Cacique Oberá” que la municipalidad local le
dio porque ya era imposible no darle nada, Silverstone no pertenece al
pequeño, mediocre y ambiguo circuito cultural de Oberá. Es que el muy
tozudo insiste con usar su lengua para proclamar sus verdades amargas
por fuera y dulces por dentro en vez de direccionarla a los trastes de
los que ejercen el Poder. En la Oberá de hoy no se pertenece al ambiente
cultural oficial si primero no se es un “Tartufo” (leer a Moliere).
“El carácter es el destino”, escribió Heráclito de Efeso hace dos mil quinientos años.
La mayoría de los obereños no consiguen perder el miedo.
Por eso, pierden todo lo demás.
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