“El Periodismo
nace en la repregunta”
(Fermín Bocos, periodista español)
La Escuela de
la Gestalt (de la “forma”) es
una corriente de pensamiento en el campo de la Psicología, surgida en Alemania a principios del siglo XX.
Sostenían la teoría de que lo que percibimos son conjuntos organizados de
sensaciones y no entidades dispersas sin
elaborar. Es indudable que hoy por hoy la batalla
política se da en el campo de la interpretación. En el plano de lo simbólico,
en el mundo de la palabra y la lucha por apropiarse del sentido. Por eso tanto
interés oficial en controlar al periodismo. Periodismo que para sobrevivir
y para distinguirse de “chupamedias”, alcahuetes, tranzas y otras yerbas con las que se convive debe
usar sus mejores recursos.
La repregunta
es un recurso fundamental del periodista.
En Oberá, sin embargo,
escucharla es tan exótico como ver a
River Plate levantando una Copa Libertadores en Brasil.
Casi no pasa día sin que buena
parte de las radios o la televisión obereña
(incluída alguna televisión
obereña que se hace en Posadas) nos meta en la densidad de cuestionarios
momificados. Reportajes ideales para el consumo de oyentes hipertensos: no
tienen “sal”.
Algunos dicen que la ausencia de
la repregunta a los funcionarios públicos-fundamentalmente- es hija de la obsecuencia. Algo de eso hay pero también
está ligada a la inhabilidad militante.
Esa que se origina en no cuestionar lo obvio, cuando sabemos que lo
obvio es enemigo de la inteligencia. Es como si el periodista enviara un
mensaje desde cierta soberbia
amortiguada y disfrazada por el medio tono campechano de la geografía: “Yo soy
así. Y no pienso cambiar”. Quiere decir
que no va a gastar energía en mejorar y autosuperarse. En leer. En cultivarse intelectualmente. En desarrollar habilidades paridas en la posesión
de una buena cultura general. En agregar contenido a las formas. Ser uno mismo
y tener convicciones es algo muy distinto de jactarse de no saber. Es una verdadera tragedia humana cuando no
se evoluciona no por ser limitado sino por ser perezoso.
La consecuencia directa de la falta de
repreguntas es la aparición de un grupo homogéneo de políticos que se sienten incómodos ante el ejercicio más o menos
serio de la profesión. Les cuesta entender
que un reportaje periodístico no es “un menú a la carta” para que ellos
se sirvan cuando todas sus experiencias mediáticas tienen que ver con sentarse
frente a “ponemicrófonos” para los
cuáles es lo mismo el Periodismo y la Propaganda. Muchas veces por pauta oficial, sí. Otras
muchas , insistimos, por carencias. Hay
que entrenar para ser inteligente. Después, lo de ser incisivo viene sólo.
En Oberá el Poder muere ante la repregunta. El Intendente, los Concejales, los
que administran la CELO, dirigentes políticos de cualquier orientación, pueden
llegar a sufrir ataques de pánico ante la contundencia y profundidad de la
sencillez que es la “composición química”
de la repregunta: contundencia,
profundidad y sencillez.
Oberá también tiene un “relato”. Y en vista de que hasta acá llegamos sin agua, sin luz, con
salarios miserables, con un Hospital que precisa mucho de lo que ofrece y una
corruptela que ameritaría haber construido sus propias bóvedas , hay que asumir
que el único antídoto para combatirlo es desarmar esos aburridos monólogos que
surgen como respuestas preconcebidas a preguntas elementales . Se me hace, ante algunas
entrevistas que hay por ahí, que mi tía
de Pompeya sería más incisiva.
Marcar la ausencia de la repregunta en los
mass-media de Oberá no tiene que ver solamente con detenerse en el amateurismo
de algunos profesionales. Va más allá.
Un periodismo limitado estimula que haya
más habitantes que ciudadanos. Habitantes que al caer en la trampa de la sanata
no pueden deconstruir creencias incorrectas (no sólo en lo
político) ni refutar puntos de vista que
tienen una fuerza que les viene no de la argumentación sino de la constante
repetición. Una persona mal informada carece de la necesaria Educación Cívica. Una persona mal informada cae en el exceso de reverencia ante los funcionarios. Una persona mal informada toma malas decisiones. Por ejemplo, al votar.
“Con la verdad no temo ni ofendo”, escribió José
Gervasio de Artigas.
Con la repregunta, tampoco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario