domingo, 3 de abril de 2022

 

          LA JUSTICIA COMO MECCANO 

 

     

     La observación de Lord Acton tiene ciento treinta y cinco años y perdura por irrefutable: “El poder corrompe. Y el poder absoluto corrompe absolutamente”. En 2003 el 48% de los misioneros llevó a la renovación al gobierno. En 2005 el 42% le dio la mayoría parlamentaria que no tenía. Con dos de los tres poderes en sus manos Carlos Rovira pudo colonizar el que faltaba: el Judicial. Así metió en la corte a su ex maestra de Biología y al apoderado del Frente Renovador y echó al fiscal de estado que lo perturbaba para reemplazarlo por uno que lo sosegara. El camino a este poder absoluto pudo recorrerse con éxito a favor del recurrente apoyo social en las urnas: los títeres de Rovira fueron electos gobernadores en 2007, 2011, 2015, y 2019. El mismo Rovira fue elegido diputado provincial cuatro veces. Y resulta que hay gente que se queja de que “no hay justicia”, como si eso no fuera una secuela directa de la concentración de poder, sino un castigo de Dios.

      En tiempos de una inseguridad tal que cualquiera mata en cualquier esquina por cualquier cosa y puede zafar, pedirle  justicia a esta justicia a veces es naif  y a veces es cínico.

     La justicia está alejada de la cotidianeidad de la gente y fue armada para que no estorbe arriba sin que importe mucho lo que pasa abajo. Punto.

      Cada vez que la historia de un inocente termina a manos de algún delincuente se hacen marchas “pidiendo justicia”. Pregunta, ¿a quién se la piden?

      El poder absoluto, que corrompe absolutamente, recibió un meccano de regalo. Entonces armó una justicia que no está capacitada ni tiene las herramientas suficientes para acabar con la impunidad de narcos, criminales, violadores, ladrones, y estafadores. Echarle la culpa a jueces, fiscales o a los laburantes del poder judicial es quedarse en la superficie y no ir a lo profundo porque en lo profundo está Rovira y a Rovira se le tiene miedo. Es un sistema pensado para que no haya controles republicanos, no para cuidar al ciudadano de a pie. Al Poder eso no le importa.

        Como en otros asuntos, el señor feudal arma y desarma. Arma y desarma. Disfruta del regalo.

        Juega…

 

Walter Anestiades

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