El viernes 12 y el sábado 13 de abril de
éste 2013 una mujer joven, Silvia López
de Cinalli, se presentó ante un
número considerable de personas en la denominada Casa de la Historia y Cultura del
Bicentenario de la ciudad de Oberá.
¿El motivo? Uno ambicioso y delicado: capacitar a
distintos profesionales obereños sobre el abuso
sexual infantil. Presentadas
oficialmente como “II Jornadas de Restauración Sexual”, las charlas de Silvia Cinalli
(como gusta presentarse ella, con el apellido de casada) fueron organizadas (ergo, financiadas) por la Municipalidad de Oberá (ergo, con dinero de todos
los contribuyentes), a través de uno de sus Departamentos, el de Cultos.
A partir de la difusión de las “Jornadas…”
se generó mucho ruido mediático que
desvió el foco de atención principal. Ganados por la síntesis que a veces estimulan los usuarios de las redes sociales
(en éste caso Facebook, en el que se
pueden encontrar informaciones relevantes y con sustento pero también mucha
carne podrida”, así como uno se encuentra allí con la claridad de la opinión
profesional pero también con la opinión amateur de cualquier paparulo) , los “Cinalli”-la promoción del evento
hablaba de una pareja-y el Seminario fueron copados en la previa por la postura
que los disertantes tienen, o parece que tienen, sobre la homosexualidad. Organismos públicos nacionales, el INADI (Instituto
Nacional contra la
Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) través de su delegación en Misiones, colectivos de gays,
lesbianas y Travestis, y usuarios de Facebook redujeron todo a cuestiones de homofobia o al significado de la
palabra “Restauración”. Incluso hubo
quiénes, a través de Facebook,
organizaron-y pasaron las siete mil-una
junta de firmas para que se prohíban
las charlas de los Cinalli, por “homofóbicos” y “discriminadores”. Que se prohíban
unas charlas sobre sexualidad en la misma ciudad en la que la corrupción gubernamental la llevó de
ser una geografía bendecida por la naturaleza en cuánto al recurso agua (por allí pasa el acuífero Guaraní, una de las mayores
reservas mundiales de agua dulce) a ser declarada por su Concejo Deliberante en
“emergencia hídrica” sin que por eso se
les mueva un pelo ni a la décima parte de esos siete mil. Ridículamente,
además, se pretendió ejercer una suerte de “censura previa” tratando de que se prohíba algo por lo que se “creía” que se iba a decir y todo en
nombre de la defensa de la libertad, sexual en éste caso. Algo así como comerse al antropófago. La postura
sobre la homosexualidad de las iglesias cristianas es tan conocida que lo
que opina el ahora querido Papa Católico
Francisco no debe diferir mucho de lo que expresa la parejita Cinalli. Todo
resultó en un entretenimiento para
acompañar el mate y los bizcochitos.
El Seminario de doble jornada se hizo en paz (a cargo sólo de Silvia y sin José Luis) y, según testimoniaron
las propias personas que fueron se habló
sobre el abuso sexual infantil y no se lanzaron consignas o conceptos
homofóbicos.
Pero, ¿cuál era el punto central del asunto en el que no repararon ni el INADI, ni los
organismos oficiales nacionales, ni los siete mil y, lo más grave, parece que
ni siquiera la municipalidad obereña que lo organizó? El punto es: ¿Qué formación, preparación y aval científico tienen quiénes exponen
públicamente ( y traídos por el Estado)
sobre el abuso sexual que sufren niños y niñas?
Todo Estado (el nacional, el provincial y cualquier municipal) es
por definición en la
Argentina, laico.
De modo tal que si existe interés en que un grupo de líderes religiosos (y los
Cinalli lo son en el Chaco) hablen ante un auditorio de cuestiones vinculadas a
la fe está muy bien que lo hagan pero debería bancarlo el señor Ewaldo Rindfleisch de su bolsillo, por
ejemplo, y no la municipalidad con fondos públicos. Este periodista consultó entonces a Mirta Hartfield (una amable señora,
odontóloga de profesión) que es la
Directora de Cultos en Oberá sobre el perfil del Seminario, sobre si era algo científico o algo religioso. “No, no, ésto es algo totalmente
científico. Los Cinalli son doctores y ella (por Silvia) es médica sexóloga”, me
aseguró.
Pues bien, era hora de chequear entonces, la información que
me dio la funcionaria (los periodistas, a diferencia de los agentes de prensa,
no nos quedamos sólo con lo que el funcionario declara asumiendo que éso es “la
verdad”).
José
Luis Cinalli y Silvia López de
Cinalli son un matrimonio de Pastores
Protestantes (en América Latina se utiliza comúnmente el término “evangélicos”) que tienen su iglesia en
la capital del Chaco, Resistencia.
Allí en la avenida Castelli 314 son Pastores de la “Iglesia de la Ciudad”
y Directores del “Ministerio de
Restauración Sexual”. En la página web www.placeresperfectos.com.ar
(llamativamente ahora caída) aparece
el currículum del “equipo” de capacitadores sobre el abuso sexual infantil. El currículum que la municipalidad de Oberá
debió poner a disposición del público-y de los periodistas-cuando
promocionaba el evento.
-Jose
Luis Cinalli se presenta como abogado
recibido en 1993 en la Universidad Nacional de Rosario.
-Silvia
Cinalli se presenta como Médica
recibida también en 1993 y también
en la Universidad Nacional de Rosario. Dice que se especializó en Ginecología y luego realizó varias capacitaciones en Sexología. Y que está avalada por la SASH
(Sociedad Argentina de Sexualidad Humana)
-El resto del equipo, cinco personas,
aparecen como Abogado-uno-, Pastores o Teólogos-los otros-y una Kinesióloga.
Como
se podrá apreciar excepto la “Doctora” Silvia Cinalli el resto , de preparación médica o psicológica para
abordar el tema del abuso sexual infantil, ya que nos dicen que dan un
Seminario “científico”, no tiene nada.
En los datos del currículum de Silvia jamás aparece un dato fundamental que cualquier médico que lea podrá acordar con
nosotros: su número de matrícula médica.
Alguien
que estudia y se recibe de Doctor en medicina-una profesión colegiada-y que además se especializa en “Ginecología”
debe tener un número de matrícula profesional. Basta ver cualquier programa de
televisión en el que aparece un médico invitado a disertar sobre un tema médico
y se podrá observar en el videograph (las letras sobreimpresas en pantalla)
:“M.P:” (Matrícula Profesional) y a
continuación un número que debe estar
registrado en algún colegio de médicos provincial o nacional. Elemental y
obvio, pero que sin embargo mucha gente ignora.
Mirta
Hartfield, la Directora
de Cultos, lo ignora, por caso. La
municipalidad de Oberá organizó un
“Taller de Restauración Sexual” dedicado a explorar con fines
terapéuticos el universo de las víctimas del abuso sexual infantil y a nadie de allí se le ocurrió siquiera
pedir para mostrar el número de la matrícula profesional de la disertante. Patético! Pero es así. Mirta
quedó en conseguirlo. Nunca lo consiguió.
Lo empezamos a buscar nosotros. Hablamos
con la SASH.
¿Qué es la SASH? Es una sigla que significa “Sociedad Argentina de Sexualidad Humana”
y cuya sede está en la Capital Federal
, en la calle Santos Dumont en el barrio de Colegiales. Es una prestigiosa
organización fundada hace más de tres décadas. Hablamos con dos de sus
directores, la Doctora Marta Lajtman y el mediático Doctor Adrián Sapetti. Ambos reconocieron que
Silvia Cinalli es socia de SASH, pero
dejaron en claro que desconocen
si la misma es médica ya que no es
condición sine qua non para ser socio de la entidad. También nos advirtieron
sobre el controvertido “Taller de
Restauración…” “Nosotros no avalamos nada de eso. En todo caso es una acción
que lleva adelante una de nuestras socias pero no tiene (el Taller) nuestro
aval institucional”, clarificó Sapetti. Y Rajtman otro tanto, mostrándose
incluso “sorprendida” por haber
tornado hermético algo como el
número de matrícula médica de Cinalli que debería exhibirse naturalmente para
avalar a Silvia.
También consultamos a la Universidad Nacional de Rosario. Tanto José Luis Cinalli-como
abogado-y Silvia López (luego de Cinalli)-como médica-estudiaron y se
recibieron allí en 1993 como reza la data de la página web de los Cinalli.
Hasta aquí todo parecía darle la derecha a Silvia
Cinalli. Es médica. Y aunque el
resto del equipo dista mucho de tener algún aval científico para encarar el
abuso sexual infantil desde lo científico, la pifia parecía venir más por el
lado de Mirta Hartfield que, precaria e irresponsablemente, convocó a alguien
sin aportar sobre ese alguien toda la data que debe aportarse. Parecía
entonces que la gestión de Rindfleisch, que tanto debe mantenerse en pie
políticamente a los distintos cultos evangélicos de la ciudad, estaba pagando
favores.
Sin embargo, todos los intentos, que
fueron muchísimos, por obtener el número de matrícula médica de Silvia Cinalli
a través de ella misma y la gente de su Ministerio en Resistencia, fueron
vanos. Sistemáticamente, todos se
negaron a dar el dato.
En la
página de Facebook de José Luis y Silvia Cinalli, quedaron escritos-si no los borran-nuestros
insistentes pedidos. Incluso quién les administra la página se comprometió a
darnos ese dato y el que quisiéramos y hasta nos dio una dirección de correo
electrónico, tal como puede leerse en el párrafo siguiente, copiado de Facebook
con fecha y hora:
“José Luis y Silvia Cinalli Walter
Anestiades con mucho gusto voy a proveer la información. Dado que son
muchos quienes la solicitan, le pediría que envíe la solicitud mediante un
correo electrónico a info@placeresperfectos.com.ar . Cualquier otra información
necesaria, no dude en agregarla en la solicitud y en cuanto se pueda será
respondida. Muchas gracias!
¿Qué pasó?
Mandamos varios e-mails pero jamás
respondieron. Por teléfono también nos negaron todo como si estuviéramos
pidiendo un dato privado de la vida personal de Silvia. De pronto se hizo más fácil conseguir nueva evidencia sobre el
asesinato de John Fitzgerald Kennedy que el número de matrícula de la
“Ginecóloga” Cinalli. Vale mencionar
que no hay rastros de Silvia ejerciendo en ningún lado, ni aparece inscripta en
colegio de médicos alguno.
Hasta acá los hechos. Quisimos saber quién
o quiénes venían a Oberá a disertar y capacitar sobre un tema que no es para cualquiera: el abuso sexual infantil. Asombra ser testigo de la desidia del
estado obereño que organiza todo con una precariedad impresentable, de
periodistas que se enrolan en posturas antes de informar, de fanáticos que en
nombre de Jesucristo hacen y dicen cualquier barbaridad para autojustificarse ,
de más fanáticos que ven homofóbicos atrás de los árboles banalizando un tema
tan delicado y serio como el de la discriminación, y entidades públicas
rapiditas para opinar y lentas para indagar, además de mucha gente con mucho
tiempo libre (no escribo “al pedo” porque sonaría guarango).
Oberá, otoño de 2013. Una persona viene a
la ciudad a capacitar sobre el abuso sexual infantil, traída por la
municipalidad. Todo deriva hacia otro lado sin que nadie nos diga lo que primero debió saberse a través de una simple
pregunta que ameritaba una simple
respuesta. Esa persona que vino, Silvia Cinalli, ¿quién es?
La Oberá de la desidia y la improvisación.
Si todo lo
van a seguir manejando así, pidamos como Juan José Castelli, aquél
hombre de la Revolución
de Mayo: “Si ves al futuro, decile que
no venga”.
1 comentario:
Muy buen articulo. Felicitaciones.
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