EL
“MARILÚ” DE LA SALUD PÚBLICA
Carlos Rovira convirtió al mayor gremio docente en una caterva de punteros políticos. También se sirve del armazón de Salud Pública en la zona centro, liderados por el director del Samic Héctor González, para juntar votos y garantizar que sus intereses no corran riesgos. En Misiones no hay políticas de Salud Pública. Lo que hay es una estructura de Salud Pública haciendo política. Que es algo muy distinto.
Tras el triple
traspié electoral de 2021 Rovira operó de modo directo en Oberá. Intervino de
hecho la CELO, cambió el monopolio local del transporte público por un
monopolio provincial, y ungió a Pablo Hassan para que sea el cachorro
Rottweiler que le haga de guardián.
Rovira no
puede permitirse perder Oberá. Por eso se encargó de que cada agente de Salud
Pública lleve bajo su piel la idea de que trabajan para el estado, y que eso en
la Misiones feudal significa el gobierno, y que eso en la Misiones feudal significa
el partido, y que eso en la Misiones feudal significa la renovación. Lo sabe
bien el candidato Héctor González, quién ocupa un cargo-el de director del
Hospital Samic-al que se llega no por ser un émulo de Favaloro o de Raúl Matera
sino por acomodo político. Un cargo que se mantiene con la clásica receta de
servir al partido.
Como bien
entienden desde hace años los acomodados políticos de Adomis, ¿qué sería de los
acomodados políticos en la salud pública si tuvieran que trabajar en el mundo
real, en el mundo privado? Así que, mejor a obedecer y a exprimirse para ganar.
Sino…
“El estado soy
yo”, dicen que dijo el rey Luis XIV. Para que todos entendieran que la ley
máxima era la voluntad de él.
En Misiones,
el estado es Carlos Rovira.
Walter Anestiades
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