lunes, 10 de abril de 2023

 EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO Y

LOS VOTANTES DE LA RENOVACIÓN

Hace dos décadas que en Misiones se verifica que ciudadanos honestos, con cultura general e incluso formación académica, que protestan por la corruptela y la desidia estructural que es parte de la construcción política de Carlos Rovira llamada Frente Renovador, cada vez que se acerca un comicio descubren que hay esperanza porque encontraron a un candidato “distinto”. Que, oh casualidad, siempre es renovador. Ergo, otro patético servidor del amo Rovira…
El síndrome de Estocolmo hace referencia a una suerte de enamoramiento entre víctimas y victimarios. En agosto de 1973 un hombre de apellido Olsson entró a robar un banco ubicado en Estocolmo, capital de Suecia. La policía fue avisada y al entrar al banco Olsson tomó a cuatro rehenes. Pidió que traigan a un criminal que estaba preso, dinero, armas y un auto. Se abrió una negociación con la policía, que después de seis días y usando gases lacrimógenos terminó apresando a Olsson y evitando el atraco sin que nadie resultara herido. Pero una de las mujeres secuestradas, Kristin Enmark, dijo que se sentía “segura” con su secuestrador y que sí le daba “miedo” lo que podía hacer la policía. A pesar de que Olsson los amenazó de muerte y hasta les puso una soga en el cuello a cada rehén para que murieran ahorcados si la policía los atacaba. Un psiquiatra que asesoraba a la policía acuñó la expresión “Síndrome de Estocolmo”. Es la empatía de la víctima con su verdugo.
Los electores obereños, cuando el desastre perpetrado por el alcalde rovirista Ewaldo Rindfleisch- al que eligieron tres veces-se tornó indefendible, se inclinaron por el rovirista Carlos Fernández, al que eligieron dos veces. Y cuando Fernández dejó la alcaldía porque le importó más el interés de Rovira que la confianza del pueblo que lo ungió, empezó la búsqueda de nuevos “verdugos”. Así aparecen un par de médicos como Ariel Cháves-ex concejal-y Héctor González-director del hospital Samic-o el actual alcalde Pablo Hassan. Todos son obedientes defensores de los intereses de Carlos Rovira como lo han sido y son los gobernadores Maurice Closs, Hugo Passaalcqua y Oscar Herrera Ahuad. O el alcalde de Posadas “Lalo” Stelatto. O cualquier intendente de los 78 municipios de la provincia. Y cada uno de los diputados provinciales electos, responsables de mantener esa ley de lemas tan criticada por los mismos que los votan desde hace veinte años.
El progreso de Misiones solo existe en las canallescas mentes de los opulentos dirigentes renovadores y en el CBU de los representantes comerciales de cada medio de comunicación que recibe pauta oficial para hacer propaganda gubernamental como si fuera información.
El sabio Cicerón decía que “La libertad no es tener “un buen amo”, sino no tener ninguno”.
Los que el 7 de mayo votarán a Passalacqua otra vez gobernador, a Herrera Ahuad diputado provincial, a Hassan o al doctor González para intendente de Oberá, con la excusa que sea, son incapaces de reconocerse como víctimas y admitir la horrible génesis de su problema.
Creen que Carlos Rovira es un muy buen amo…


-Texto: Walter Anestiades
-Imagen: Pilar Quijada, blogs de ABC, periódico de España

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