miércoles, 7 de octubre de 2009

C.E.L.O.R

Me encontraba en Buenos Aires cuando me contaron algo que había pasado en Oberá, pero me encontraba en la propia Oberá cuandó informé hace mucho que éso podía pasar...
Me avisaron que el martes 15 y el jueves 17 de julio la empresa E.M.S.A-Electricidad de Misiones Sociedad Anónima-, que es la prestataria provincial de energía, cortó el suministro por una hora el martes y por una hora el jueves, en ambos casos por la mañana, ante la falta de pago de las facturas de abril y mayo último por parte de la administración de la C.E.L.O-Cooperativa Eléctrica Limitada de Oberá-, que es la que brinda el servicio a los obereños y a otros habitantes de la zona centro misionera. Una deuda que se contrajo aunque los socios de la cooperativa, en su mayoría, ya habían abonado sus correspondientes facturas del período en cuestión .Sí. Cortaron la luz en toda Oberá y en el resto de los diez municipios que reciben energía eléctrica de la C.E.L.O porque su administración no pudo pagar en tiempo y forma esa misma energía que le compra a E.M.S.A para luego vendersela a sus socios. A la C.E.L.O. le cortaron el envío de electricidad del mismo modo que la propia C.E.L.O. le corta el servicio a sus asociados cuando son éstos los que no pagan sus facturas a tiempo. Oberá vivió así en los días de este julio de 2008 dos extremos bien opuestos. El orgullo de festejar los ochenta años de su fundación allá por el siglo veinte y la verguenza de quedarse sin luz acá por el siglo veintiuno."Oberá" significa en guaraní "la que brilla". Vaya paradoja.
¿Por qué se llegó a ésto? Veamos...
Allá por el 2005 me radiqué en Oberá y comencé a trabajar en una radio local. Y después en otra. Y después volví a la misma. Y en todos los casos lancé al aire una pregunta que hasta hoy nadie ha podido responder en la capital del monte: ¿quién controla a la C.E.L.O?
Empecemos por contarle a aquél lector que no está familiarizado con la realidad obereña, como no lo estaba uno hace tres años, qué es la C.E:L.O exactamente. La sigla, como ya dijimos, significa "Cooperativa Eléctrica Limitada de Oberá". Cooperativa que como tantas otras nació con fines nobles y de las que hay unas nueve en toda la provincia de Misiones. Entre todas emplean a muchos trabajadores y son indispensables en el desarrollo de cada región. En el caso de la C.E.L.O hay que mencionar que no solo se encarga de distribuir la energía eléctrica-que le compra a la empresa provincial como también hacen las otras cooperativas eléctricas- en once municipios de la zona centro de la tierra colorada. También se encarga de proveer agua potable, gas en garrafas-Misiones carece de red de gas natural-, servicio de cloacas, de Internet y de sepelio, un canal de televisión por cable, telefonía,un sistema de venta prepaga de energía-conocido como "cashpower"- y hasta un complejo, en vías de desarrollo, de presuntas aguas termales.
La primera lectura que surge de ésto es que inevitablemente, dado que la mayoría de esos servicios solo los presta la cooperativa, para vivir en Oberá una vida propia del siglo veintiuno y no del siglo diecinueve hay que ser socio de la C.E.L.O.
La segunda lectura nos indica que tamaña cooperativa, en términos sociales, empresariales y políticos, es una estructura sumamente poderosa.
Una tercera lectura sugiere que manejar la C.E.L.O convierte a sus principales dirigentes, casi por propiedad transitiva, en gente poderosa. Socialmente poderosa. Empresarialmente poderosa. Políticamente poderosa.
Y ése es el punto a abordar.
El de políticamente poderosa.
La cooperativa dejó de ser bàsicamente una cooperativa para convertirse hace rato en la "caja" más apetecible de la política obereña y una de las más apetecibles de la política provincial ya que Oberá es la segunda ciudad en importancia en Misiones e incluso, desde lo cultural y deportivo, puede ser considerada la primera.
Se sabe.Son épocas de "caja". Como nunca antes. Dado el tamaño de la actual "caja".
Decía el marqués de Talleyrand-célebre diplomático francés del siglo napoleónico- que "El hombre inventó la palabra para disimular mejor sus pensamientos". De modo tal que en Oberá los discursos se refieren a la vida de una "cooperativa" y no se asume públicamente que además funciona como una "caja". Cosa bastante alejada de los principios soñados por los socialistas utópicos sobre la capacidad del cooperativismo para eliminar los beneficios capitalistas.
Ésta cooperativa es manejada a su antojo por el actual intendente obereño. Un arquitecto no tan destacado en su profesión que ha demostrado sí mucha astucia para crecer políticamente en la ciudad. Alguien llamado Ewaldo Rindfleisch. Popularmente conocido en Oberá como "Tito". Pragmático el hombre. "Tito" fue radical. Fue también del partido renovador-un mix de peronistas y radicales armado a nivel provincial-. Y el año pasado fue candidato del Frente para la Victoria, ese artificio electoral armado por Néstor Kirchner. Vale mencionar que en la política local-como lo demostró la reciente votación en el Senado de la Nación-son todos kirchneristas. Al menos hasta hoy, tal como indica el manual del pragmatismo.
" Tito" fue presidente de la C.E.L.O antes de llegar a la intendencia en 2003. Había sido concejal del viejo partido fundado por don Leandro Nicéforo en una ciudad de prosapia radical. Pero nada le dió una plataforma de lanzamiento tan eficaz como la presidencia de la "cooperativa". De ahí a la alcaldía obereña. Y-reelección mediante-a un segundo período .Puso,pone y saca títeres cuando y como quiere. Maneja una estructura política y económica que ha sido indispensable para obtener resonantes victorias electorales-la última en octubre pasado por verdadera "paliza"-. Los medios periodísticos-salvo contadísima excepción-lo mantienen blindado ante las críticas de fondo. La oposición se debate entre el gris de ausencia, un rojo pálido de ideas y la carencia de una estructura que pueda competir con la oficial. Sí. "Tito" es el señor feudal de Oberá. Mucho más que un simple intendente electo constitucionalmente.
En la estrategia comunicacional del poder político obereño ha sido sustancial despegarse del funcionamiento cotidiano de la C.E.L.O. Cómo si en los hechos la misma tuviera plena autonomía de la municipalidad local y solo se mantuvieran las necesarias relaciones institucionales. Que el obereño en general no identifique a "su" intendente con los avatares de "su" cooperativa.
La C.E.L.O cuenta hoy con unos veintitres mil socios, muchos de los cuales deben ser multiplicados por su núcleo familiar. Cada año esos socios estan en teóricas condiciones de elegir a sus representantes en la cooperativa, en un mecanismo de elección orquestadamente complejo que en verdad desalienta más de lo que alienta la participación electoral. Los comicios se realizan en quince distritos. La lista que gana la elección en cada uno de los distritos, aunque gane por un solo voto, se queda con todos los delegados propuestos de modo que las minorías no tienen representación en la futura asamblea que elige a las autoridades que habrán de administrarla. Para poder votar, cada socio debe estar con sus facturas de servicios al día, de ahí que dijimos "en condiciones teóricas de elegir". Es fácilmente deducible que así dispuesto el tablero, un ajedrecista con solo saber mover sus piezas gana el juego. Pues bien, "Tito" es ese ajedrecista desde hace bastante tiempo.
Esta cooperativa es en el presente objeto de una innegable puja. El poder político provincial, ahora alejado del local por choque de intereses, apetece esta "caja". Tampoco se puede obviar el contexto de crisis energética nacional no asumida que afecta ostensiblemente a las nueve cooperativas eléctricas misioneras, entre ellas la de Oberá. No es menos cierto que estas cooperativas deben comprar algunos de sus insumos a precios dolarizados en el marco de un atraso tarifario cada día más difícil de seguir sosteniendo. Pero todo ésto es secundario. Porque el problema es estructural. No coyuntural.
Se llegó a una situación extrema como un corte general de energía eléctrica, en primer lugar, por la INDIFERENCIA DE LA MAYORIA DE LOS SOCIOS de la cooperativa.
Es oportuno volver a señalar que la C.E.L.O tiene hoy más de veinte mil socios y que unos quince mil están en condiciones de votar a sus autoridades. Pero sólo alrededor de tres mil concurren a sufragar. Los números son aproximados pero las proporciones son exactas. Son bien pocos los asociados que se comprometen al punto de ir a votar un día, de una semana, de un mes, una vez al año. ¿Por qué no van? La explicación es multicausal y da lugar a otro artículo, pero una asistencia tan baja a la hora de elegir representantes genera la así irreversible consecuencia de que un ajedrecista pueda mover sus piezas con la facilidad suficiente que le permita hacer jaque mate político. Y ya contamos quién es el ajedrecista.
Permitir que la cooperativa sea una caja política es un problema.
No asumir que ésto sucede y que no debería suceder es un segundo problema.
Seguramente habrá quien se incline por la peor de las posturas:creer que el corte que afectó a toda la ciudad por la falta de pago de la cooperativa a la empresa que se la distribuye fue una circunstancia. Que fue momentáneo. Coyuntural. Que ya se llegó a un acuerdo y se acabó el inconveniente. Que al normalizarce el servicio solo cabe esperar que la actual administración cumpla con el compromiso de pago de una deuda que asciende a casi dos millones y medio de pesos más otros trescientos setenta y seis mil que corresponden a intereses acumulados de la propia deuda. Que van a pagar en tiempo y forma y a otra cosa.
Craso error pensar así.
Hace tres años que uno, desde el lugar de periodista, pregunta ¿quién controla a la C.E.L.O ? ¿Quién debería controlarla? , han preguntado algunos. No sirve el potencial. No sirve porque se lo usa para eludir la respuesta que hay que dar si es que se quieren mejorar las cosas .Una respuesta que denote que la sociedad obereña se atreve a hacerse cargo de una situación que casi nadie se anima a poner en palabras. A la pregunta formulada: ¿quién controla a la C.E.L.O ? La respuesta invariable: nadie.
Y porque nadie la controla, un día, para algunos inesperadamente, la realidad golpeó duro. Habían cortado la luz. Y los ¿por qué? sonaron tan fuerte como tardíos.
Hoy la cooperativa tiene un abultado pasivo. Y otra vez, como todos los años, habrá elecciones. El 23 de octubre. Competirán tres listas. Una oficialista y dos opositoras. Mientras el intendente ya va desplegando al aparato, habrá que ver que grado de concientización asoma en este particular año de la cooperativa. Y ésto es clave.
Los psicoanalistas suelen decir que si uno no asume que tiene un problema es imposible que lo resuelva.
Probablemente haya que enfrentar una cuestión de carácter nominal. Una manera de asumir la realidad desde el discurso y ponerle el nombre adecuado a algunas cosas. Asumir que hace años buena parte de la sociedad obereña le dió todo el poder a un señor llamado Rindfleisch. Incluído el de la cooperativa. Y que no controló ese poder como se lo debe controlar en un estado de derecho. No le pidió cuentas por su desempeño ni por lo que hacía o deshacía en la cooperativa. Por cierto que algunos obereños han disfrutado y disfrutan de las posibilidades que genera ese poder onnímodo. Pero se trata de beneficios para algunos y no para el conjunto. Es un mal argentino, no solo obereño, pensar con mentalidad cortoplacista. Creer que la "fiesta" de hoy la pagarán otros mañana. Y después quejarse al descubrir que uno también forma parte de esos "otros" que deben pagarla. No hay democracia sin controles. Y en Oberá no hay controles. Por éso preguntamos desde hace tres años quién controla a la C.E.L.O. Y no la controla nadie. Se sabe que el ser humano con poder tiende a abusar de ese poder. Llámese Rindfleisch, Gómez, Pérez, López o como se llame. De ahí la necesaria gravitación de los controles. O se resuelve ésta cuestión estructural o será hasta el próximo problema. O hasta el próximo corte.
Sí. Quizás los obereños deban comenzar por asociar a "su" cooperativa con "su" intendente. Sincerar que cada uno de los presidentes electos de la C.E.L.O. en el último lustro han sido como la monarquía. Reinan. Pero no gobiernan. Y que le han permitido al que sí gobierna hacer demasiado sin que nadie lo controle lo suficiente.
Es que hasta ahora en esta linda porción de tierra colorada se dice:
Cooperativa Electrica Limitada de Oberá
C.E.L.O
Quizás sea tiempo de empezar a llamarla por lo que realmente es :
Cooperativa Electrica Limitada de Obera y de Rindfleisch
C. E. L.O.R
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