miércoles, 7 de octubre de 2009

LO QUE NOS CREEMOS QUE SOMOS 1 LO QUE SOMOS 3

El sábado 5 de septiembre de 2009,una vez más, LO QUE NOS CREEMOS QUE SOMOS, en este caso en fútbol, fue derrotado por LO QUE SOMOS 3 a 1.

En éste blog hemos reflexionado acerca de las expectativas desmedidas que nos generan hace años un grupo de muy buenos jugadores que rinden fenómeno con cualquier color de camiseta, excepto con la celeste y blanca.

Nos parece pertinente entonces, citar un texto autoreferencial que se detiene en ésto.

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EL "MEDIO PELO" EN EL FUTBOL

Loable intento el de Arturo Jauretche. El de emprender la tarea fatigosa de construir una suerte de pensamiento nacional. El de él y el de otros. Pero ahora nos acordamos solamente de Jauretche por aquello de "el medio pelo".

¿Qué es el "medio pelo" ? Don Arturo nos explica que es la situación forzada del individuo o del grupo social que aparenta un status superior al que posee. Apariencias. Es bastante más extenso y profundo que éso. Pero a los efectos de lo que queremos decir nos quedamos con lo de apariencias. Apariencias de ser más de lo que se es.

Hace rato largo que el fútbol es entendido como algo mejor que "veintidos estúpidos corriendo atrás de una pelota", como suponía el amargo de Borges. Y se lo aborda desde otros lados, no solo desde lo táctico. El fútbol nos puede ayudar a comprender algunos comportamientos sociales y algunos comportamientos sociales nos pueden ayudar a entender mejor al fútbol. El porqué se juega como se juega. Que es lo que pretendemos en éste artículo.

Nadie en su sano juicio futbolero podría haber siquiera sospechado que un día la selección nacional de fútbol de Bolivia le iba a ganar a la selección Argentina del mismo deporte por seis a uno!

Pero, una vez sucedido, abundaron las explicaciones sobre como pudo pasar semejante cosa. Se sabe que en el único lugar del planeta Tierra en la que la selección boliviana es rival de temer es en la altura de La Paz (3.650 metros sobre el nivel del mar). Pero no tanto como para temer un seis a uno. Es mucho.

Más allá de cuestiones tácticas, de la capacidad de Diego Maradona para poner en la cancha como técnico un equipo que haga algo parecido a lo que él generaba como jugador, uno cree que es hora de empezar a asumir una cuestión que nos va a patear feo en nuestro orgullo pero que puede decirnos algo sobre éste partido en particular y también sobre algunos fracasos que se reiteran.

¿Y si en fútbol nos pasara lo de "el medio pelo"? ¿Si resultara ser que pensamos que nuestro equipo nacional es mucho más de lo que realmente es?

Por supuesto que Jauretche acuñó lo del medio pelo a favor de referirse a determinada clase social de comportamiento oligarca (oligarcas en serio, no de los que inventan los kirchneristas). Pero se nos puede permitir la licencia de usar la expresión para designar a un conjunto de hinchas que puede estar creyendo genuinamente o persuasido por los mass-media que Messi es un nuevo Maradona, que Carrizo-Juan Pablo- ataja como el otro Carrizo-Amadeo-, que Tévez y Agüero se asocian en la cancha como lo hacían Pelé y Coutinho, que Demichelis-ya que juega en Alemania-es patrón de área como lo fue Beckenbauer ,o que Zanetti finalmente terminará justificando su presencia en el equipo logrando que una de sus intrascendentes llegadas al área acabe en un golazo memorable.

Claro que tal creencia cuenta con el respaldo de nuestra historia. La Argentina ha sido y sigue siendo un territorio en el que permanentemente surgen seres humanos nacidos para tutearse con una pelota de fútbol. Logros a nivel de selecciones y por equipos no nos faltan. Es más. Nos sobran.

Pero desde que Diego Armando Maradona se retiró junto con la década del ochenta (aunque el negocio lo mantuviera un tiempo más como jugador), la selección ha ido de fracaso en fracaso. Dirigida por Bilardo y aún llegando a otra final (gracias a las manos mágicas de Goycochea en los penales más que por jugar bien), por Alfio Basile , por Marcelo Bielsa, por Daniel Passarella, por José Pékerman, con jugadores reconocidos en Europa, con formaciones que invitaban a soñar con grandes triunfos, con juveniles campeones del mundo, con organización, con todo dado como para repetir éxitos, con todo éso, no pasó nada. Ni en 1990, ni en 1994, ni en 1998, ni en 2002, ni en 2006 la Argetnina hizo gran cosa en las copas del mundo. Y si bien Maradona lleva recién dos partidos oficiales como conductor, hay que admitir que ya registra en el debe la peor derrota en la historia de la selección junto a otro seis a uno con el que nos cacheteó Checoslovaquia en el mundial de Suecia 1958. A propósito: cuando fuimos a Suecia también se pensaba que éramos los mejores del mundo.

Insistimos. ¿Y si nuestra selección fuera un conjunto integrado por muy buenos jugadores pero no por los fenómenos del fútbol que creemos o nos quieren hacer creer que son?

¿Comprenderemos la diferencia que existe entre ser muy bueno y ser un fenómeno, algo extraordinario, un Maradona?

La Argentina tiene estupendos jugadores. Sobra material humano como para clasificar a los mundiales y vencer a rivales exigentes.

Pero queremos algo más. Queremos ganarle a Brasil casi humillándolo. Queremos llegar a la final de un mundial con un equipo que juegue lindísimo. Queremos ganar otro mundial. Queremos ver ya a otro Maradona en acción. Queremos un equipo que golee. Queremos ver al Messi que dicen que es o que vemos que es en el Barcelona. Y que Riquelme juegue como en el Boca de Bianchi. Y que Mascherano sea el del Liverpool siempre y ante cualquier rival al que le toque marcar. Y que Tévez se junte con el Kun y con Lionel y la dejen chiquitita. Y que Carrizo nos haga acordar a Fillol. Y que sea imposible que Colombia nos meta cinco, que Bolivia nos meta seis o que Brasil nos gane seguido.

Queremos.

¿Podemos?

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(publicado el 5 de abril de 2009)

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El seleccionado brasileño de fútbol venció al argentino por 3 a 1 en la cancha de Rosario Central. No ganó porque Maradona no registre como técnico ni por asomo los antecedentes que sí tiene como jugador. Tampoco ganaron porque los jugadores argentinos sean "pechos fríos" . Sencillamente, como viene pasando hace rato largo, los brasileños son mejores que nosotros a la hora de armar una selección-no así en competencia de clubes-. Messi no es Maradona. Andújar no es Fillol. Mascherano no es Redondo. Y tampoco es cierto que en los días que corren debamos ganarle a Brasil casi por peso propio, porque somos superiores. No lo somos. Pero nos encanta creer que sí lo somos.

Como en tantas otras cosas de la vida...

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