miércoles, 7 de octubre de 2009

DEL "NUNCA MAS" AL "OTRA VEZ" ...

Es una constante en nuestra historia reciente. Mientras la economía marche bien-o éso hagan parecer-toleramos que el gobernante que sea haga literalmente lo que quiera. Sin control. El problema es que gobernar sin controles está muy bien para una Tiranía. Pero no para una Democracia.
¿De dónde habremos sacado la idea de que si nuestra vida económica mejora el republicanismo importa un comino?
Y encima, para completarla, la economía nunca anda tan bien como apresuradamente creemos con la fe de los niños.
¿Y si para que la economía mejore en serio debiéramos empezar a preocuparnos por el hecho de que el señor o la señora que temporalmente nos gobierna no pueda hacer lo que quiera, cuándo quiera y cómo quiera?
Es cosa de ignorantes creer que la tan mentada calidad institucional es algo que se debate en un claustro universitario, una preocupación de leguleyos, o parte del pensamiento en abstracto que no necesita ser aplicable en la vida cotidiana.
Con nuestra habitual ciclotimia, ahora Bonny and Clyde nos parecen detestables. Y eran Bonny and Clyde. Los mismos que antes adorábamos al punto de tolerarles lo que sea. Permitimos cualquier cosa. Entonces quien nos gobierna-ante el campo libre-hace lo que se le viene en gana. Tanto que afecta la macroeconomía. Cosa que empeora mucho la microeconomía. Y entonces nos preguntamos porque estos gobernantes son autoritarios y corruptos y porque nadie los controla y que porque no se van ya de una vez. Primero los votamos con "v". Y después los queremos botar con "b". Nunca más decimos. Hasta que aparezca otro que nos seduzca con la adecuada sanata para el momento y nos vuelva a parecer que todo marcha mucho mejor de lo que en realidad marcha. Otra vez. Siempre lo mismo. Por no preocuparnos por la división de poderes, la libertad de prensa, los controles republicanos y la debida honestidad en la administración de la cosa pública.
Pasamos del "nunca más" al "otra vez" .
-De la sensación de economía resplandeciente a la realidad de recesión, desnutrición, salarios pauperizados y desempleo.
-De la tolerancia a la prepotencia del poder a la queja por tanto autoritarismo.
-De comernos el discurso de la novedad y de que por fin hay un gobierno que se mete con los intereses de esos sectores con los que nadie se metió nunca a "descubrir" que la redistribución de la riqueza sólo alcanzó a los que gobiernan y a sus amigos y que el status quo permanece inalterable.
-De un periodismo que se calla bien la boquita ante el Poder omnímodo a uno que un día se "atreve" a patear al caído. Al Poder caído.
-De que nadie diga nada acerca de lo que está pasando al "todos lo sabíamos".
-De "Todos con Fulano" a "Yo nunca estuve con Fulano".
-De "a mí la política no me interesa" a "qué mal está todo".
-De "éstos son vivos, bien bichos, que bien la hacen" , a "paren de robar".
-De como la economía va bien entonces el resto no importa , a redescubrir que la Salud, la Seguridad, la Justicia y la Educación siguen tan decadentes como siempre y es fundamental que mejoren.
-De "éstos se quedan por veinte años" a "éstos no llegan a fin de año".
Algunos dicen que la Argentina es un país imprevisible. Es al revés. Un país absolutamente previsible.
En el que aparecen los iluminados que vienen a salvarnos hasta que la realidad nos golpea de nuevo.
En el que nos hartamos y decimos nunca más.
Que sólo es otra transición hasta un nuevo otra vez.
Bien decía Hegel: "la historia demuestra que las personas jamás aprendieron nada de la historia".
Hoy vivimos un nuevo "nunca más".
¿Hasta un nuevo "otra vez" ?

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