miércoles, 7 de octubre de 2009

LA LLAVES DEL REINO

Buen film! "Las llaves del reino", con el gran Gregory Peck, es una producción estadounidense de 1944 que presenta al arquetipo del sacerdote misionero bondadoso combatiendo con mucho de decisión y otro tanto de fe a la pobreza y al despotismo en la China en guerra en los años treinta. Película que le abrió a Peck las puertas del reconocimiento en Hollywood.
La trama a la que nos vamos a referir sintéticamente tiene poco de pobreza y bastante de despotismo. Desde hace veintisiete años, en la ciudad de Oberá se celebra cada septiembre la "Fiesta Nacional del Inmigrante", que nació como un tributo merecido a esos hombres y mujeres que vinieron de otras partes del mundo a hacer de esta parte de nuestro territorio un lugar para habitar, para poblar, para soñar, para gozar, para sufrir, para vivir.
La Fiesta Nacional del Inmigrante es hoy orgullo de muchos obereños y es a la vez inaccesible para otros muchos obereños. Es que con el paso de los años, los intereses económicos le fueron ganando la partida al espíritu de homenaje con el que fue concebida. Verdadero crisol de razas, Oberá alberga a ucranianos, rusos, japoneses, polacos, nórdicos, españoles. italianos, franceses, checos, alemanes, árabes, suizos, brasileños, paraguayos. Mezcla que, por ejemplo, ha dado a unas mujeres que dejan incompleto el significado clásico de la palabra "hermosa".
Actualmente la fiesta se hace en el Parque de las Naciones, un lugar precioso que alberga casa típicas de cada colectividad. Colectividades que laburan y mucho para vestirse con los trajes representativos de cada una. Para desfilar. Para bailar. Para ofrecer comidas y bebidas propias de cada etnia. . Y que también se han agrupado desde 1993 en lo que se denomina "Federación de Colectividades", una asociación que fue producto del espacio ganado en la organización de cada fiesta anual. Organización que en los comienzos de la fiesta estaba a cargo de un ente que mezclaba integrantes designados por la municipalidad local y un representante de cada colectividad, hasta que en 1995 Federación de Colectividades se hizo cargo de la responsabilidad total de la conducción del festival, aunque la municipalidad de Oberá siempre ha sido y es un ineludible primer colaborador de la misma. A ver. Sin el apoyo municipal, sería sumamente difícil lograr que esta fiesta se haga.
Junto a las actividades tìpicas de cada colectividad, la elección de las reinas de cada una de ellas, la contratación de números artísticos locales, provinciales y nacionales, se hace una feria comercial, en la que distintos feriantes alquilan un stand dentro de un galpón situado en el interior del Parque de las Naciones.
En 1997, el entonces intendente obereño Miguel Oliveras le dió a la Federación de Colectividades en concesión y comodato las tierras en las que se realiza la fiesta. Tierras que pertenecen al municipio. Las tierras en las que se levantó el Parque de las Naciones. En octubre de 1999, el concejo deliberante aprobó el contrato de concesión y comodato.
Dentro de esas tierras, las del parque, una firma comercial construyó ese galpón que antes mencionamos en el que se realiza la Feria Comercial . Tema por el que una ex concejal del municipio-Mónica Adriana Marín Avalos-realizó una denuncia en el año 2004 abriéndose una causa judicial que aún hoy no exhibe mayores novedades. La ex concejal objetó la entrega de las tierras municipales a Federación de Colectividades porque violarían la ley 257 que rige para los municipios que no tienen carta orgánica como en el caso de Oberá, y también la concesión que Federación a su vez le otorgó en esas mismas tierras a la firma "Arquev S.H." para que explote la Feria Comercial y Artesanal entre 1997 y 2006. Según argumenta Marín, la Feria Comercial y Artesanal no está contemplada en el contrato de concesión que Federación hizo con la municipalidad y además, el concejo deliberante obereño dictó otra ordenanza el 17 de julio de 2000 que dejó sin efecto la resolución anterior que el propio legislativo había dictado en el año 1999 aprobando el contrato de concesión y comodato entre la municipalidad, Federación y Arquev.
Claro que todo postre luce más con una frutillita. Los dueños de la firma Arquev son nada menos que importantes funcionarios públicos: el actual intendente obereño Ewaldo Rindfleisch y su ex esposa y hoy concejal Mónica Montoya.
Una sociedad comercial integrada por funcionarios públicos que explotan tierras municipales en su exclusivo beneficio.
¿Se entiende, no?
Suele suceder en los tiempos que corren que los funcionarios no cuiden ni el fondo ni las formas. De hecho, antes de la reciente edición de la Fiesta Nacional del Inmigrante hubo una disputa entre la actual conduccción de la Federación de Colectividades y la firma Arquev. Es que la nueva conducción de Federación-a diferencia de su antecesora, presidida por quién hoy es secretario de turismo del municipio-se propuso revisar ésto y no aceptó pagar la cantidad de dinero que Arquev le pidió por las reformas que dice haber hecho en el galpón. El supuesto contrato que le permitiría a Arquev explotar la feria comercial expiró hace dos años, pero aún pretende cobrarle una suerte de alquiler a Federación para que ésta pueda utilizar el galpón. Si Federación quisiera comprar ese lugar, construído sobre tierras municipales recordemos, debería pagar más de medio millón de pesos. Al no ponerse de acuerdo en el precio, el presidente y el vicepresidente de la Federación y la titular de Arquev discutieron públicamente. Reiteremos que la titular de Arquev es una concejal.
¿Una concejal defendiendo sin pudor alguno los intereses de su propia empresa en la organización de la fiesta? Es que durante años, cada edición de la Fiesta Nacional del Inmigrante les ha dado a algunos numerosas satisfacciones morales. Y a otros, numerosas satisfacciones materiales.
La Justicia medió en el conflicto y no permitió que esta disputa de intereses lograra que este año se hiciera la fiesta pero sin la tradicional Feria Comercial. Es que la firma Arquev cerró el galpón , operó para que en él se cortaran la luz y el agua y hasta se negó a entregarle las llaves del lugar a Federación de Colectividades aún cuando la Justicia hizo lugar a un amparo presentado para que sí lo hiciera.
En una imágen que va a costar mucho olvidar, el galpón debió ser abierto por un cerrajero y ante el juez actuante. Un cerrajero que, serrucho en mano, cortó la cadena del candado para que los organizadores pudieran entrar, limpiar, reconectar los servicios de luz y de agua, organizar todo contra reloj y presentar a los feriantes que alquilaron los stands un lugar dignamente acondicionado. Todo a apenas una semana de que empezara la fiesta.
La concejal nunca se presentó a entregar las llaves.
Es que después de una década de facturar muy bien con la explotación de la feria comercial, ella y su ex esposo y actual intendente deben sentir que las llaves de ese galpón levantado dentro del parque en tierras municipales, no es sólo un simple galpón.
Debe ser, rememorando el título del film con Gregory Peck, un "reino".
Quizás por eso nunca entregaron las llaves.
Porque para el intendente Rindfleisch y la concejal Montoya esas deben ser también
LAS LLAVES DEL REINO...

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